Diferentes enfoques espirituales enseñan que los seres humanos tenemos varios niveles de percepción, me voy a referir particularmente
a dos, el nivel de percepción de la mente/ego, y el nivel de percepción del
alma.
La percepción desde la mente/ego es limitada a los cinco sentido, y valida como real solo lo que es tangible y sólido. Desde este nivel se piensa que todo está bien, si las cosas suceden según lo esperado. Por el contrario, si suceden cosas no esperadas, se piensa que algo está
mal. Desde este nivel se percibimos bajo el lema “lo que no está a mí a favor, está en mi
contra”, se actuamos "ojo por ojo, diente por diente" y la pregunta que nos hacemos es ¿por qué me pasa esto a mí?
Cuando una persona percibe que
algo está en su contra, de manera natural se activa su mecanismo de
defensa, y comienza a luchar, a defenderse, a resistirse, a trata de
escapar, y/o a pretende negar lo que esta sucediendo. Desde este nivel de percepción nos mantenemos en permanente lucha y confrontación con nosotros mismo, los otros y las circunstancias.
La percepción desde el nivel del alma representa la percepción espiritual, que permite ver tanto el panorama global, como el detalle; nos conecta con nuestra sabiduría mayor, inspiración o intuición. Desde este nivel sabemos que estamos en unidad con el entorno, los demás e incluso con las cosas; comprendemos que todo -incluso lo que en apariencia no está a nuestro favor-
existe para el más alto bien, y como así lo creemos, así se nos revela.
Cuando se percibe desde éste nivel del alma, la pregunta de ¿por qué me pasa esto a mí?, es remplazada por preguntas como ¿Para qué está esto en mi vida? ¿A qué me invita esta situación? ¿Qué descubro de mí, o qué tengo que soltar gracia a esta circunstancia? Estás preguntas en lugar de inmovilizarnos en un razonamiento sin fin, nos mueven al auto descubrimiento y a la expansión, elevan nuestra percepción, amplían nuestra visión y nos permiten ver un panorama más amplio.
Cuando se percibe desde éste nivel del alma, la pregunta de ¿por qué me pasa esto a mí?, es remplazada por preguntas como ¿Para qué está esto en mi vida? ¿A qué me invita esta situación? ¿Qué descubro de mí, o qué tengo que soltar gracia a esta circunstancia? Estás preguntas en lugar de inmovilizarnos en un razonamiento sin fin, nos mueven al auto descubrimiento y a la expansión, elevan nuestra percepción, amplían nuestra visión y nos permiten ver un panorama más amplio.
Cuando se percibe desde el nivel del alma nos movemos de la limitación en forma de miedo, depresión, rabia, etc., a
la apertura, a la libertad, al amor y a renovadas experiencias, todo gracias a las nuevas
comprensiones.
Con esta distinción, de ahora en adelante cuando
estés frente a algo que te perturba te invito a observar desde qué nivel en ti lo estás
percibiendo, luego disponte a verlo de manera diferente respondiendo al
segundo grupo de preguntas. Notarás que empiezas a ver y a comprender cosas
que ante no estaban a tu disposición.
Haz el experimento y hazlo simple, todo lo que
tienes que hacer es bajar a tu corazón y con una intención pura, elegir
conscientemente ver desde el nivel del alma.
Las respuestas vendrán directamente por
inspiración, a través de la charla con un amigo, gracias una lectura, por
el comentario de alguien, etcétera. Tu alma tiene infinitas maneras de
comunicarse contigo, espera señales y respuestas,
ellas vendrán.
¿Has escuchado el cuento del viejo indio que estaba hablando con su nieto?
Te lo relato…
Un día un viejo indio estaba hablando con su nieto al calor y a la luz de
la hoguera.
El chico preguntó:
- Abuelo, abuelo, ¿qué es lo que sucede dentro de mí? Unas veces deseo
ser bueno y otras no.
- Hijo, le dijo el abuelo, dentro de ti luchan dos lobos vigorosos. Uno
de ellos siempre está malhumorado. Es malo, violento, vengativo y cruel. El
otro siempre está de buen humor y está lleno de bondad, de compasión y de amor.
- Abuelo, ¿cuál de ellos ganará?, preguntó el nieto.
El abuelo se quedó pensativo unos segundos y contestó:
- El que tú alimentes.
- El que tú alimentes.
Al igual que lo indica el abuelo indio en este
cuento, el nivel de percepción que prevalezca en ti será aquel que alimentes, pues ambos están en ti.
Mis mejores deseos,








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