Darse permiso de ser uno mismo es esencial
para en libertad tomar responsabilidad por la propia vida desde un nivel auto valoración y auto
aceptación.
Vivimos en un mundo que pide a los hombres
y a las mujeres ser exitosos por sobre todas las cosas, y poco permite a las personas ser quienes son, esta presión y el
peso de sostener mascaras para ser aceptados, termina siendo una tremenda
carga al punto de que muchas personas niegan sus
aspectos, convirtiéndose estos en grandes sombras que
afectan la vida, la salud y la relación con los seres más cercanos.
Carl Rogers (1902-1987) reconocido psicólogo americano, en su
libro EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA describe lo que es darse permiso de ser uno mismo. A continuación trascribo
algunos apartes que encontré de gran ilustración al respecto.
“Podría iniciar esta serie de enseñanzas significativas con un
enunciado negativo. En mi relación con las personas he aprendido que, en
definitiva, no me
resulta beneficioso comportarme como si yo fuera distinto de lo que soy: mostrarme tranquilo y
satisfecho cuando en realidad estoy enojado y descontento; aparentar que
conozco las respuestas cuando en verdad las ignoro; ser cariñoso mientras me
siento hostil; manifestarme aplomado cuando en verdad siento temor e
inseguridad. He descubierto que esto es
cierto aun en los niveles más simples. No me ayuda
aparentar bienestar cuando me siento enfermo.
Lo que quiero decir es, en otras palabras, que en mis relaciones
con la gente he podido comprobar que no es útil tratar de
aparentar, ni actuar exteriormente de cierta manera cuando en lo profundo de mí
mismo siento algo muy diferente. Nada de
esto me ayuda a lograr relaciones positivas con individuos. Quisiera aclarar
que, a pesar de haber aprendido esto, no siempre he podido aprovechar esta
enseñanza de modo adecuado. En realidad, pienso que la mayoría de los errores
que cometo en mis relaciones personales –es decir, la mayor parte de los casos
en que no logro ser útil a otros individuos- pueden explicarse por el hecho de
que, a causa de una actitud defensiva, me comporto de una manera superficial y
opuesta a mis verdaderos sentimientos.
Quizás este punto de vista pueda resultar bastante extraño para
algunas personas. Sin embargo, lo considero valioso a causa de que,
paradójicamente, cuando me acepto como soy, puedo modificarme. Creo que he
aprendido esto de mis pacientes, así como de mi propia experiencia: no
podemos cambiar, no podemos dejar de ser lo que somos, en tanto no nos aceptemos
tal como somos. Una vez que nos
aceptamos, el cambio parece llegar casi sin que se lo advierta.
… me resulta útil permitirme
ser yo mismo en mis actitudes; conocer
el límite de mi resistencia o mi tolerancia, saber cuándo deseo moldear o
manejar a la gente, y aceptarlo como un hecho en mí mismo. Me gustaría poder
aceptar estos sentimientos con la misma facilidad con que acepto los de
interés, calidez, tolerancia, amabilidad y comprensión, que también constituyen
una parte muy real de mí mismo. Solo cuando acepto todas estas actitudes como
un hecho, como una parte de mí, mi relación con la otra persona llega a ser lo
que es y puede crecer y cambiar más fácilmente.
La segunda enseñanza puede expresarse en los siguientes
términos: Soy más eficaz cuando puedo escucharme con tolerancia y ser yo
mismo. Con
el transcurso de los años he adquirido una mayor capacidad de autoobservación
que me permite saber con más exactitud que antes lo que siento en cada momento:
puedo reconocer que estoy enojado o que experimento rechazo hacia esta persona,
que siento calidez y afecto hacia este individuo, que estoy aburrido y no me
interesa lo que está pasando, que estoy ansioso por comprender a este individuo
o que mi relación con determinada persona me produce ansiedad y temor. Todas
estas actitudes son sentimientos que creo poder identificar en mí mismo. En
otras palabras, creo que soy más capaz de permitirme ser lo que soy. Me resulta
más fácil aceptarme como un individuo decididamente imperfecto, que no siempre
actúa como yo quisiera.
Es inspirador ver cómo este reconocido terapeuta
habla desde su propio ser sobre lo que significa darse permiso para ser
el mismo.
Darnos permiso para ser quienes somos con nuestras luces y nuestras sombras,
con nuestras fortalezas y debilidades, es esencial para estar a cargo de nuestra vida. Cuando reconocemos nuestras
debilidades, podemos cambiarlas. El mismo Carl Rogers lo decía, “La curiosa paradoja
es que cuando me acepto exactamente como soy, entonces puedo cambiar”.
‘Aceptarse uno exactamente como es’ implica
observarse, observar los propios pensamientos, las intenciones, las
emociones, las acciones y observar el impacto que generamos con ellos. Aceptarse uno mismo implica ‘Ser
Consciente’.
Mis mejores deseos,
Hay una película documental interesante: “EL EFECTO SOMBRA” (The ShadowEffect), de Debbie Ford, en la que varios expertos de diversas disciplinas hablan sobre el efecto que causa en nuestras vidas y en la vida de otros el no reconocer nuestras propias sombras.









0 comentarios:
Publicar un comentario