El amor y el miedo son nuestras dos emociones básicas y se relacionan con las funciones de crecimiento y de
protección en cualquier ser.
El mecanismo de protección conocido también como
mecanismo de defensa o de supervivencia nos pone en alerta ante situaciones que
percibimos como amenazas, peligros o cambios.
El mecanismo de crecimiento nos impulsa a desarrollarnos,
a expandirnos, a ser creativos, a buscar oportunidades, soluciones, a disfrutar
y a gozar la vida.
El miedo nos paraliza y nos impide actuar. Este
surge cuando nos sentimos amenazados y vulnerables frente a los desafíos y
a las dificultades, y es por la emoción del que terminamos respondiendo con
nuestro mecanismo de protección luchando o escapando para protegernos o defendernos.
Cuando luchamos buscamos imponer,
controlar, manipular, criticar, discutir, pelear, golpear, amenazar, competir,
culpar, etcétera.
Cuando huimos terminamos evadiendo, nos escondemos,
postergamos, no confrontamos, o nos paralizamos y no sabemos qué hacer.
El miedo se asocia a otras emociones como rabia, deseo de
venganza, celos, angustia, tristeza, depresión.
Por el contrario cuando actuamos desde el amor estamos en
estado de expansión y de crecimiento. Los desafíos y las dificultades se tornan
como oportunidades para comprender, perdonar, explorar, ser creativos, buscar
compromisos, acuerdos. Cuando actuamos desde el amor, comprendemos, aceptamos y
acogemos que cada cual tiene sus diferencias en ideas, necesidades,
preferencias, gustos y comportamientos. Desde el amor no hay lugar a la
imposición, al control o la manipulación, apreciamos las diferencias y buscamos
puntos de encuentro.
El amor se asocia a emociones como el sentir respeto,
valoración, aprecio, confianza; el deseo de apoyar, colaborar, servir….
Nos han hecho creer que debemos procurar amor y luchar o
combatir el miedo, pero la lucha solo provoca que el miedo este más presente.
Esa fue mi experiencia durante muchos años, hasta que comprendí que aquello que
resistimos persiste.
Cuando luchamos contra el miedo, lo
negamos, o lo ignoramos, él se impregna en cada célula de nuestro cuerpo y
termina afectando nuestro sistema natural de sanarnos e inevitablemente
enfermamos.
No se trata de que sea el amor la emoción válida, a veces
están presentes las dos. Lo que se vuelve esencial es estar en conciencia de
ello, poderlo ver, observarlo, reconocerlo y aceptarlo.
Hay una experiencia personal que deseo compartir por lo
reveladora que fue para mí. Por muchos años trabajé muy duro por sacarme los
miedos, y al final ellos siempre estaban presente. En una oportunidad tuve una
secuencia de sueños que terminó cuando fui capaz de amar mis miedos.
Durante tres sueños fui perseguida por presencias oscuras
y malignas que no podía ver, solo sentir. Eran fuertes, me daban mucho miedo,
las sentía como grandes tentáculos que me querían atrapar.
En cada sueño valerosamente luché contra esas presencias
y terminé vencedora. Pero solo para darme cuenta que en el siguiente sueño se
hacían más fuertes. En mi cuarto sueño, libré la batalla más dura, pero las
presencias no se rendían,…de pronto supe que esas presencias -que solo podía
sentir-, eran mis propios miedos, los mismos con los que había luchado por
tanto tiempo,… recordé que el amor es la fuerza más grande que existe, y
recordé también que mis miedos estaban ahí para ser amados por mí, para ser
reconocidos y aceptados.
Eso fue lo que hice en el sueño, comencé a reconocer esas presencias, comencé a decirles que las acogía, que las amaba. Fue un proceso que duró un buen tiempo. …Cuando pude sentir amor por ellas, dejaron de atacarme, me soltaron, se relajaron y fluyeron… No volví a tener más sueños como éste. Los miedos aun me visitan pero ahora en lugar de luchar contra ellos, los observo, los acojo, y camino a través de ellos, o más bien ellos pasan a través mío y así se transforman.
Eso fue lo que hice en el sueño, comencé a reconocer esas presencias, comencé a decirles que las acogía, que las amaba. Fue un proceso que duró un buen tiempo. …Cuando pude sentir amor por ellas, dejaron de atacarme, me soltaron, se relajaron y fluyeron… No volví a tener más sueños como éste. Los miedos aun me visitan pero ahora en lugar de luchar contra ellos, los observo, los acojo, y camino a través de ellos, o más bien ellos pasan a través mío y así se transforman.
Cuando el miedo se haga presente en tu vida o en tus
relaciones mediante la rabia, la culpa, la tristeza, o el no saber qué hacer,
no lo ignores, no lo rechaces, él está ahí para ser aceptado y amado,…eso es lo
que el amor hace; ama, es bondadoso y acepta lo que parece inaceptable.
Cuando tú eres el amor, permites que el miedo se exprese
y al permitir su expresión la emoción del miedo con cualquiera de sus caras
pasa, fluye, se libera y se transforma.
Cuando el amor está presente en ti amando lo que eres con
tus luces y oscuridades, entonces el amor puede estar presente en todo,… en tu
tus relaciones, el tus proyectos, en tus negocios, en toda tu vida.
Después de escribir este artículo la sincronía me hizo un guiño, vi un
vídeo de Neale Donald Walsch hablando sobre el miedo, disfrútalo
aquí.










0 comentarios:
Publicar un comentario