Habrás escuchado que una nación es el reflejo
de sus ciudadanos, así como una organización es el reflejo de sus miembros. De
hecho hay áreas y disciplinas del conocimiento con gran experticia para
explicar y describir cómo son las sociedades, las organizaciones y las
personas. Pero más allá de esto, la gran inquietud… por lo menos para mí, era
encontrar respuesta a las siguientes preguntas ¿Cómo se logra el cambio? ¿Cómo
se logra que una persona cambie? ¿Cómo se logra que las organizaciones, y las
sociedades cambien?
Tengo el vivo recuerdo de escucharle decir a
una amiga en varias oportunidades, en un contexto organizacional, “si somos los
mismos con las mismas, ¿qué nos garantiza que hagamos las cosas diferentes?”.
Para mí era como si ella estuviera diciendo: si somos los que somos y
como somos, ¿qué esperanza hay?
Pasaron muchos años de estudio, formación y
experiencia laboral; participé en procesos de cambio organizacional, y atravesé
por mis propios desafíos personales. Durante ese tiempo gané mucho conocimiento
sobre temas de cambio, pero sentía que no era suficiente para ver que los
cambios se hicieran sostenibles en el tiempo. En la teoría todo funcionaba,
pero en la práctica, las brechas entre «lo es y lo que se quiere», en ocasiones
resultaron abismales.
Nos educaron para creer que
todos estamos separados unos de otros y de la realidad misma; que mente,
emoción, materia y energía son independientes; que quien logra sobrevivir es el
más fuerte; que somos controlados por fuerzas externas, etcétera. Todas esas nociones nos han separado y
fragmentado como seres humanos, y nos han llevado a tener un mundo,
organizaciones, sociedades y familias separadas y fragmentadas; donde lo
fundamental es lograr lo que se quiere sin importar a quien se lleva uno por
delante. Hemos creado un mundo donde no hay respeto de unos por otros, ni
por el medio ambiente; donde se valora y estimula la competencia, la lucha, la
necesidad de dominar. Un mundo que nos hace creer que el poder y los recursos
están disponibles solo para unos pocos, perpetuando el sentido de frustración y
de victimización para la mayoría.
Basta con ver las noticias para saber que
estamos en un momento de la existencia humana donde los sistemas y modelos
actuales de sociedad, familia, organización, política, economía, religión, educación,
ciencia, etcétera, están desmoronándose; la humanidad clama por el surgimiento
de algo nuevo.
Y lo nuevo está saliendo aunque no es lo
visible en los medios oficiales. Quien es sensible e inquieto al conocimiento
sobre lo nuevo, solo tiene que conectarse al Internet para encontrar infinidad
de información aportada desde la misma ciencia, la espiritualidad, la economía,
la educación, la religión, etc., que deja ver que un cambio se está gestando. Cada
vez aparecen nuevos paradigmas que nos permiten comprendernos y comprender al
mundo de una manera diferente.
Personalmente me abrí al aporte de estudiosos,
científicos y maestros actuales como Nassim heremein, Candace Per, Fred
Alan Wolf, Joe Dispensa, Gregg Bredne, , Deepack Chopra, Masaru Emoto , Eckart
Tolle, Wayne Dyer, Peggy Phoenix Dubro, Eric Perl, Alberto Villoldo,
Donal Walch, Robert M. Williams, solo por mencionar a algunos de los muchos que
me han inspirado. Gracias al beneficio que ha representado para mí a
nivel personal y profesional la integración de estos aportes en mi día a día, y
gracias a la guía de mi propia sabiduría interior, me he animado a desarrollar
un proceso para formar líderes conscientes, que transformen su vida, y la de
otros. Hoy tengo la convicción de que un mejor mundo es posible gracias a la
existencia de seres consientes y de líderes conscientes que formen comunidades
conscientes.
Con el nuevo conocimiento aprendí que en todo
proceso de cambiar, es esencial entender que «no vemos las cosas como son, sino
como somos»; que cada observador cambia lo observado; que son nuestras
creencias lo que hace que veamos las cosas como las vemos y que actuemos como
actuamos. También aprendí que si queremos encontrar soluciones a
nuestros desafíos, como personas, como líderes, como humanidad, es necesario
abrirnos a ver las cosas de una manera diferente a como siempre las hemos visto
para salir del estado de locura en el que nos encontramos, de pretender
resultados diferentes haciendo lo mismo una y otra vez. Esto lo advertía
Einstein en su definición de locura “HACER LO MISMO UNA Y OTRA VEZ,
ESPERANDO RESULTADOS DIFERENTES”, también lo advertía cuando decía "¡USTED
NO PUEDE RESOLVER SUS PROBLEMAS CON LA MENTALIDAD QUE LOS HA CREADO!"
Igualmente descubrí que somos mucho más de lo
que nos han enseñado, al igual que comprendí que es necesario dejar el hábito
de ser quienes somos, para ir más allá de nuestros propios límites conocidos y
atrevernos a soñar con la mejor versión sobre nosotros y sobre el mundo, de
modo que esa sea nuestra realidad.
Ahora sé que hay esperanza, sé que es posible el
cambio, y sé que ello empieza por uno.
Los seres humanos somos parecidos a una
bellota; la bellota contiene en su interior todo el potencial para
convertirse en un gran roble, tan sólo necesita el estímulo del alimento y de
la luz para crecer.
Mis mejores deseos,













